lunes, 21 de noviembre de 2016

La pelvis en el embarazo *



El cuerpo femenino en todo su esplendor, eso es el embarazo, así lo siento.


Cada vez que he estado embarazada me he sentido plena y capaz, poseedora de algo muy valioso, la capacidad de acompañar a la Vida que crecía y se abría camino a través de mí.
Y esto es así porque nuestro cuerpo está diseñado de manera perfecta, me maravilla cómo nos transformamos en esta etapa... en este caso en el ámbito más físico y terrenal.

      Hoy siento que una parte importante de todo este mecanismo al servicio de la vida es nuestra pelvis, nuestra maravillosa pelvis.

      Desde que un pequeño bebé anida en nuestra matriz, siendo tan solo unas pocas células que se dividen una y otra vez, empiezan a producirse cambios, sutiles al principio, y mucho más evidentes a medida que va pasando el tiempo de la gestación. Nuestra pelvis es la protección del bebé que habita seguro en su interior, es la fuerza que le acompaña cada día hasta el momento del nacimiento, es la que le balancea al ritmo materno mientras crece, es su contención.
La pelvis se adapta perfectamente a los cambios anatómicos que ocurren en el embarazo, a la recolocación de los órganos en su interior, está preparada para ello. Las mujeres disfrutamos de esa facilidad de ser un nido apacible durante estos meses sin muchas veces ser conscientes de ello.



      Nuestra pelvis es móvil, cuenta con múltiples articulaciones que le permiten colocarse y recolocarse para atender las necesidades del momento, como por ejemplo la sínfisis del pubis o las articulaciones que la unen al trocánter del fémur de cada una de las piernas. En función de los movimientos que realizamos, conseguimos abrir más o menos diferentes ángulos que son muy importantes para el descenso del bebé durante el nacimiento.

      Yo nunca pude imaginar que de mi pelvis pudieran obtenerse tamaños espacios, porque son mucho mayores de lo que podemos visualizar en principio; si nos paramos a observar y a sentirla, dimensionaremos realmente su tamaño y su capacidad de movimiento.

El lenguaje no verbal del parto
      Durante el parto, una mujer es capaz de ayudar a bajar a su bebé a través del canal que la pelvis le ofrece; de manera instintiva seguramente seríamos capaces de abrir nuestra pelvis justo de la manera en que nuestro bebé nos lo está pidiendo, y digo seguramente, pero sé que es así. Nuestro cuerpo nos dicta los movimientos si lo sentimos y nos adentramos en el trance del parto, aunque haga muchos años que dejamos de escucharnos.
      
       Yo misma empecé a reconocer y reconectar con mi pelvis durante el embarazo de mi pequeña gracias a mi doula, que me mostró lo que mi cuerpo era capaz de hacer. 
Mi pelvis en movimiento al servicio del nacimiento de mi bebé, qué gran descubrimiento este de que mi cuerpo tiene la sabiduría para acompañar ese momento. Cómo abrí mi mente y aumentó mi confianza...

      El lenguaje no verbal del parto es fascinante, yo estoy cada día más embelesada con ello. Es una danza de movimientos armoniosos y poderosos, abriendo camino, buscando los espacios de los que disponemos gracias a la gracilidad y movilidad de esta zona tan femenina. 
Por eso, tomar contacto, visualizar, sentir e integrar las sensaciones que nos produce el redescubrimiento de nuestra pelvis es algo maravilloso para vivir y movernos desde una mayor conciencia en el embarazo y para prepararnos para el parto.

       Nuestra pelvis está conectada con otras zonas de nuestro cuerpo; si estas zonas están bloqueadas, de forma consciente o inconsciente, también lo estará la pelvis. Además de esto, es una zona que guarda mucha memoria corporal, por lo que otra posible causa de bloqueo puede ser que nuestro cuerpo, para no conectar con sensaciones, información y/o vivencias de cualquier momento de nuestra vida, tense los músculos, como hacemos cuando intentamos retener el llanto tensando la musculatura del cuello.
Es importante tomar conciencia, permitirse tiempo para descubrir y conectar con ella, desde la suavidad y el respeto, porque no siempre puede resultar fácil, por varios motivos.

       En A-Brazos realizamos clases semanales de Conexión en el Embarazo, donde la toma de contacto con la pelvis es uno de los puntos fuertes, además de la respiración, visualizaciones, afirmaciones u otras formas de liberar bloqueos que pueden estar tensando los músculos y bloqueando su movimiento libre, fluido y armonioso.

Imagen extraída de Morguefile
Y tú... ¿has descubierto la magia que se esconde en tu cuerpo? 
¿Te dejas llevar por el instinto?


*Artículo originalmente escrito para Aarti, revista distribuida en Ibiza.