Voy a
empezar este artículo contando que por supuesto este no es un artículo científico.
Ni se basa en la búsqueda bibliográfica.
Más bien se trata de un sentir, de la vivencia personal de una madre y mujer que vive cerca de la maternidad y que se acerca a este rincón de la vida de otras mujeres con infinita curiosidad.
Más bien se trata de un sentir, de la vivencia personal de una madre y mujer que vive cerca de la maternidad y que se acerca a este rincón de la vida de otras mujeres con infinita curiosidad.
Ello me lleva a descubrir cosas que
no necesito leer, pero que si leo, sé que son así.
Y hoy quiero
expresar alguno de estos descubrimientos bellos, que me llevan a
mirar hacia nuestra naturaleza con admiración. Así que, allá voy.
El NACIMIENTO, el primer momento de nuestra vida, es puro instinto, los bebés lo son... Pero además, en este momento de la vida, la mujer está totalmente
abierta a reconocer esa parte de sí misma, los instintos que fluyen, que se dejan entrever, que a veces salen desbocados... el parto...
Nuestro ser social embarga y
difumina en algunas ocasiones a nuestro ser instintivo, es cierto,
pero vemos que el grito de la herencia genética es muy fuerte. Tanto
que cada vez más mujeres simplemente escuchan el canto de su naturaleza, y a la vez a sus bebés todo lo que pueden, aprendiendo de ellos.
Porque en este momento de la vida mamá y bebé se encuentran en sintonía, 9 meses en el vientre, compartiendo sangre, huesos, piel, respiraciones... en conexión profunda e intensa.
Todo nuestro cuerpo femenino preparado para el vínculo, también el cuerpo nuevo de nuestro bebé listo para mantenerse unido a su madre a través de un "cordón" distinto tras el nacimiento.
A punto para descubrirse, con muchas herramientas 'invisibles' para ello. A punto para 're-unirse', ambos preparados con los instrumentos que nuestra naturaleza tiene listos.
Porque en este momento de la vida mamá y bebé se encuentran en sintonía, 9 meses en el vientre, compartiendo sangre, huesos, piel, respiraciones... en conexión profunda e intensa.
Todo nuestro cuerpo femenino preparado para el vínculo, también el cuerpo nuevo de nuestro bebé listo para mantenerse unido a su madre a través de un "cordón" distinto tras el nacimiento.
A punto para descubrirse, con muchas herramientas 'invisibles' para ello. A punto para 're-unirse', ambos preparados con los instrumentos que nuestra naturaleza tiene listos.
Tras el nacimiento, el
establecimiento del vínculo entre mamá y bebé es un momento importantísimo para ambos, que se da cuando
el bebé se encuentra en ese lugar que es el PIEL CON PIEL. En este lugar se ponen en marcha una cadena de acontecimientos que facilitan los primeros días, el inicio de la lactancia, el enamoramiento de mamá y bebé, la unión entre ambos.
Dejar a tu bebé sobre tu pecho todo el tiempo es maravilloso para ambos, no lo dudes y déjate llevar.
Dejar a tu bebé sobre tu pecho todo el tiempo es maravilloso para ambos, no lo dudes y déjate llevar.
Porque los
bebés están preparados para pasar del vientre al pecho de la madre y la naturaleza tiene diferentes mecanismos para facilitar este
tránsito. Por ejemplo:
- El oscurecimiento de la línea alba, que suele ser hacia el final del embarazo, marcando el camino desde el pubis hacia el pecho
- El oscurecimiento de las areolas de los pezones, junto con el aumento de las glándulas sebáceas de éstos, para ponérselo más fácil al bebé a la hora del agarre a la teta
- Y cuando por fin ambos están piel con piel, barriga con barriga por primera vez, es cuando hay un pico máximo de oxitocina, la hormona del amor, para que ese primer contacto visual se de impregnado de amor. En este momento, además, el cordón continúa latiendo, así que no es tan solo la madre la que se beneficia de ese pico oxitocínico, sino también el bebé, que recibe la hormona a través del torrente sanguíneo de la madre
- El momento de alerta tranquila de los bebés en esas primeras horas tras el nacimiento, que los mantiene a ambos pegaditos, conociéndose, estableciendo el inicio de la lactancia materna y disfrutando de la mirada del otro, que llevan semanas esperando
El
bebé se encarga de su parte mediante:
- Miradas que enamoran. Los cachorros siempre son adorables pero cuando miras a tu propio hijo a los ojos... estás realmente enamorada <3 con un sentimiento que no habías conocido hasta ese momento
- Gemidos y sonidos que despiertan la atención materna. Las madres solemos permanecer en alerta aún mientras dormimos, sobre todo con los recién nacidos
- Llanto. Esta manera de comunicación de los bebés es biológicamente una manera de encontrar una respuesta a una situación que es vivida por el bebé como de peligro, dolorosa, de estrés...
- Alimentándose del pecho de la madre. La lactancia materna aumenta las hormonas que llevan a su madre a promover comportamientos de cuidado y protección, además de amorosos
Y si la madre es acompañada (o protegida, como dice Odent), se deja llevar, y mantiene este contacto primario con su bebé a través de una CRIANZA CORPORAL, recibe de estas circunstancias:
- Placer. Neurotransmisores y hormonas circulan por su cuerpo aportándole tranquilidad y paz
- Capacidad de cuidado, seguridad en sí misma. Puesto que cuando responde de manera adecuada a las necesidades y requerimientos de su bebé se siente "en el buen camino", aportándole ello confianza
- Aprendizaje y crecimiento. Nuestros bebés y niños nos llevan a descubrir cosas de nosotras mismas que, o desconocemos, o hemos dejado de lado, y que nos abre caminos para el crecimiento personal y la creatividad
- Amor. Puesto que como hemos dicho, es un sentimiento que no conocíamos antes, el amor incondicional
¿No es maravillosa nuestra naturaleza que pone ante nosotros tales facilidades tanto para ese primer encuentro como para el inicio de la crianza?
Y tú... ¿te has dejado llevar por tus instintos? ¿Qué sientes en tu corazón al respecto?